Capítulo 61: Kurt

Al salir del lavabo me asalta una tristeza inmensa y siento la necesidad de estar sólo. Así que, un poco de camino a mi camarote, hago una parada en el bar de la tercera planta. Allí le pido al barman un gin-tonic.

—Un gin-tonic, por favor.
—Sí, señor. ¿Quiere que le rompa la burbuja?
—¿Cómo?
—Que si lo quiere con la burbuja rota, ya sabe...

Hace un gesto que no sé interpretar. Y tiene un acento ridículo a estas horas de la noche.

—¿De dónde es ese acento?
—De Grecia, señor.
—Ya, claro... Sólo ponme un gin-tonic.

El bar es como el bar de un hotel de Las Vegas, pero vacío. Moqueta, roble, taburetes de terciopelo, luces tenues... A través del hilo musical me llega el saxo de Kenny G, y yo pienso que no hay nada más sexy en el mundo que una mujer con un saxo entre las piernas.

—¿En qué piensas?
—¿Cómo?
—Que en qué piensas...

Como de entre la sombras aparece Kurt Vonnegut, sentado en un extremo de la barra, tomándose un whisky escocés con soda como si llevará ahí en realidad toda la vida. Sé lo que bebe porque lo he leído antes, en algún libro suyo quizás. Lleva gafas, tiene entre las manos un papel arrugado y un lápiz.

—Ah, hola, Kurt. No te había visto.
—¿En qué piensas?
—Nada. Sexo, en realidad.
—Aha.

El barman me trae el gin-tonic.

—Oye, Kurt... ¿Crees que es sensato emborracharse en un día como hoy?
—No sé... ¿Qué es sensato?
—Ya...
—Yo no me preocuparía. Lo que es es lo que es.
—Lo que es es lo que es.
—Eso.
—¿Qué escribes?
—Un decálogo.
—¿Un decálogo?
—Sobre los viajes en el tiempo.
—¿Me lo dejas ver?
—Claro...

Me lo pasa. Le echo un ojo. Me cuesta entender la letra.

—Oye, esto no está bien del todo. Sí se puede viajar al futuro... Al menos a algún futuro...
—Vaya...
—Sí...

Le devuelvo el papel a Kurt. Se queda pensativo y hace unos puntitos sobre el papel, como suspensivos...

—¿Y tú has viajado a ese futuro?
—Sí...
—Pues será mejor que me vaya a dormir. Porque si has viajado al futuro, no sé, a lo mejor hay futuro.
—Bueno, ya sabes, las cosas no son tan sencillas.
—De todos modos, tampoco me gustaría que el fin del mundo me pillara despierto. Buenas noches. Cuídate.
—Buenas noches, Kurt.

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