Capítulo 55: Viernes, 12:30

Vuelvo a casa, emocionado, con ganas de escribir, de contar cosas. Releo el borrador, lo corrijo, cambio algunos nombres, modifico algunos elementos, soy un poco más sincero conmigo mismo. Y empiezo a escribir páginas, material nuevo. Se me ocurren algunos giros, se me ocurre un final. Ahora sé de qué va la novela.

Dos horas después suena el móvil. Es Lola:

—Lola. Ya está, ya lo tengo.
—¿Ya está de verdad?
—Sí, sí. Ya está. Mira, te lo estoy mandando.
—¿Oye, no será verdad que la novela se titula Freaky Life? Eso es una mierda. Sólo la van a comprar los friquis.

Suena el teléfono. El fijo.

—Eh... No, no... ¿Quién te ha dicho eso?
—¿Cómo?

Suena.

—¿Que quién te ha dicho eso?
—Tú, David... Me lo dijiste por e-mail...

Suena.

—Ah... pues... No, no. Era un título provisional.
—¿Y cómo se titula?
—Pues...

Y salta el contestador: "Hola. Soy David y no estoy aquí ahora. Deja tu mensaje y ya te llamaré."

No estoy aquí ahora.
—¿Cómo?
No estoy aquí ahora. Ese es el título.
—Vale, vale... Tú mismo. Al menos es más normal que Freaky Life... Envíamelo ya.
—Enviado.

Lola Cuelga. Alguien deja un mensaje en el contestador:

—Sí, hola... ¿Señor González?

Una voz agradable y aterciopelada de hombre mayor de clase burguesa catalana.

—Señor González. Le llamo del grupo de opinión Tribuna Popular. Nos gustaría invitarle a unas jornadas que hemos organizado con escritores, periodistas y políticos este fin de semana. Llevan por título Identidades nacionales en los tiempos de la postglobalización y nos encantaría contar con su presencia. No deje de ponerse en contacto con nosotros. Es urgente. Las jornadas comienzan mañana. Hemos tenido una baja de última hora y... bueno, en fin... Tenemos una vacante y nuestro grupo corre con los gastos del viaje, por supuesto. Las jornadas tendrán lugar en Santorini, Grecia. ¿Lo conoce? Es un lugar maravilloso... ¡Se come de maravilla! Llámeme. Puede localizarme en el...

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