Capítulo 34: Claudia es Claudia

Claudia... Claudia... Aunque parezca que no puede ser, en toda esta historia sólo hay una Claudia. La Claudia de El Imparcial, la Claudia de los lavabos de Razz, la Claudia que estaba liada con Antonio y esta Claudia a lo Mad Max son en realidad la misma persona, que va y viene en el tiempo. Y no está muerta. Me explica que trabajaba en el periódico para tenerme bajo vigilancia. Le pregunto por lo de Razz y me confiesa que también era parte de un plan, que no hubo ni un ápice de sinceridad en aquel arrebato de pasión.

—¿Y qué tipo de plan se supone que es echar un polvo conmigo?
—En realidad tenías que dejarme embarazada. Pero no funcionó. No te corriste.

Imagino la cara de bobo que se me ha quedado; me imagino a mí mismo, sólo, en medio de la nada, con esta cara de imbécil.

—Tranquilo, machote. Le pasa a los mejores.
—No, verás... Había bebido mucho y tenía la cabeza en otra parte...
—No hace falta que te justifiques. Además, tenemos todo el tiempo del mundo para volver a intentarlo.

Claudia prepara un té en un cafetera italiana. Estamos en una cocina cualquiera de un piso cualquiera, con muebles baratos de aglomerado y azulejos de los setenta. Hay un montón de teléfonos. Fuera, aún caen bombas.

—Oye... No sé si estoy preparado para tener un hijo...
—No, no. No va de eso. No es que se me haya despertado de repente el instinto maternal. Sólo es parte del plan. Tú me dejas preñada y ya está. Si te he visto no me acuerdo.
—¿Así, sin más?
—Así, sin más. Hay que seguir el plan. El plan lo es todo.
—¿Y cuál es ese plan?
—Salvar la humanidad.

Claudia me explica su versión de la historia, que, resumiendo, es esta: En el año 2012 Artur Mas prende la mecha de una serie de acontecimientos que desembocarán en el Apocalipsis. De ese Apocalipsis surgirá un nuevo orden. Ese nuevo mundo está gobernado por La Agencia, y bajo su tutela la humanidad vive en una utopía ficticia, en un mundo feliz a lo Huxley. Un amplio grupo de disidentes se ha organizado y pretende acabar con el régimen de La Agencia. Se llaman La Resistencia. Según Claudia, La Agencia son los malos y nuestra hija tiene un papel primordial en la salvación de la humanidad. Claudia me explica lo de los viajes en el tiempo y los teléfonos. Me explica lo de los marcianos:

—No sabemos de dónde vienen, ni desde cuándo. Sólo sabemos que llevan años infiltrándose entre nosotros, que pueden tomar nuestra forma y también viajar en el tiempo. Tienen nuestra tecnología. Ni siquiera sabemos exactamente qué quieren.
—¿Y cómo sabéis que son extraterrestres?
—Bueno. Tienen la piel verde, ¿no?

De repente suenan todos los teléfonos a la vez.

—Coge un teléfono, Alberto. Nos vamos de aquí. Esta línea temporal está condenada.

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