Capítulo 5: ¿Fuimos felices en un mundo triste?

De vuelta en la redacción, dejo los cómics sobre mi mesa, guardo la grabadora en el cajón y hago como si aquí no hubiera pasado nada. Entonces recuerdo que hay algo que importa: la foto.

—Juan...
—¿Si?
—Te has mirado la foto.
—Sí.
—¿Y qué?
—No sé. Nada. ¿Qué querías que mirara exactamente?
—Si está retocada. Si es un montaje o algo así. Si en la foto sale gente que en realidad no estaba allí, vamos.
—No, no he visto nada raro.
—¿No has visto nada raro?
—No.
—¿Nada?
—¡Que no!

O no lo ha visto, o no quiere verlo, o lo ha visto pero forma parte del complot. Vuelvo a mi ordenador y abro la foto, para revisarla, para comprobar que lo que vi sigue ahí. En ella aparece un grupo de gente vestida de etiqueta, en una fiesta, una celebración con mucho glamour. Hay copas de champán, joyas y tipos que parecen guardaespaldas. El lugar podría ser el vestíbulo de un buen hotel, o una sala privada quizás. Las paredes son blancas y el cortinaje de color beige. El suelo, no lo sé, porque no se ve. Hay mucha gente. Al fondo de la imagen, en una pancarta colgada del techo, se puede leer lo de ¡FELIZ 2014! Y en medio, mirando a cámara, aparezco yo. ¿Recuerda la foto de la escena final de El Resplandor? Pues eso.

Me siento en una encrucijada, como Neo dudando entre la pastilla azul y la roja, como Spiderman y su gran responsabilidad. ¿Respondo? ¿Le devuelvo el mensaje a aquella ex novia? ¿Es realmente aquella ex novia la remitente del mensaje? ¿Porqué la dejé? ¿La quería? ¿Me quería ella a mí? ¿Fuimos felices en un mundo triste?

¡Pero qué coño! Y respondo: NUNCA HE DEJADO DE PENSAR EN TI.

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